Las Fiestas de Graus son únicas por la cantidad y variedad de tradiciones y costumbres que todavía se desarrollan en ella. Pero no son únicas por lo que en ellas se realiza, porque muchos de sus actos se hacen en otras poblaciones aragonesas, sino por el compendio de todas ellas, la uniformidad que crean.
A pesar de que en los últimos años nuestras fiestas se han ampliado para dar cabida a nuevos actos, el núcleo, que sin duda las ha convertido de “Interés Turístico Nacional”, son los actos tradicionales.
Las Fiestas se celebran en Graus durante los días 12 al 15 de septiembre y fueron las segundas en ser consideradas de Interés Turístico Nacional en Aragón, en el año 1.973. Sólo antes de ella estaba catalogada con esta figura las Fiestas del Pilar de Zaragoza.
Durante esos días, las calles y plazas de Graus se llenan de actos populares en los que se refrenda, una vez más, el carácter antropológico de estos ritos tradicionales.
Las Fiestas de Graus comienzan a generarse entorno al siglo XVI en la figura de los dos santos patronos de la localidad, el Santo Cristo y San Vicente Ferrer, y a la posterior creación, casi un siglo más tarde, de la Cofradía del Santo Cristo.
Se trata de un conjunto de representaciones en las que se mezcla el carácter pagano con el religioso, que se han ido manteniendo, creciendo y variando a lo largo del tiempo hasta la actualidad sin perder sus raíces originales. Estas representaciones ceñidas a la historia y a la tradición de la población que las ha mantenido y sustentado, han conformado unas fiestas que se han ido gestando por las vivencias, los sentidos y los sentimientos de los grausinos que la han preservado y la continúan atesorando. Es por todo esto, que las Fiestas de Graus no es sólo una fiesta sino que también es el sentimiento de un pueblo y su arraigo profundo.
La careta del Furtaperas hace diabluras durante sus apariciones, tanto en la cabalgata de inicio de fiestas (foto) como en la Plaza Mayor y las procesiones por las calles del casco urbano. Foto: Ricardo Pallás
Los caballez miran, asombrados, los espectáculos grotescos de los cabezudos en la Plaza Mayor. Foto: Aitor Tellechea
En la actualidad las Fiestas de Graus se componen de varios actos representativos: la ruidosa espera de la gaita; las solemnes procesiones de los santos patronos; las atractivas actuaciones de los dances; las esperpénticas actuaciones de los cabezudos, gigantes, caretas y caballez; la sátira de la Mojiganga; el canto de las Albadas; y la tradicional Llega. También, existe una tradición arraigada en referencia al programa de fiestas, llamado aquí Llibré, en el que se recogen desde hace casi 100 años, escritos en el dialecto local, el grausino.
El mismo día de comienzo de fiestas tiene lugar la cabalgata que como reza la canción A las doce del día 12 las campanas voltearan... para dar inicio al desfile de carrozas, con los gigantes, cabezudos, caretas y caballez. Por la tarde, la gente va a la espera de la gaita, momento simbólico en el que se recrea la llegada de los gaiteros que tocaban para las fiestas.
Los actos centrales de las Fiestas de Graus tienen lugar para las festividades de los dos santos patronos, San Vicente Ferrer, el día 13 de septiembre, y el Santo Cristo, la jornada siguiente, el 14 de septiembre. Los actos que se desarrollan durante estos dos días son sumamente interesantes y extraordinariamente costumbristas.
El dance de Graus se compone de la sucesión de diferentes mudanzas. En el baile de las espadas, de origen guerrero, destacan los llamativos vestidos de la cuaderna llamada por su situación central, del medio. Los volantes representan la figura femenina y son vestidos pomposos con encajes en colores rosa y azul pastel. En el baile de las cintas, al son de la polka, las ocho parejas danzan entorno a un mayo floreado.
En el baile de las espadas se interpreta la mudanza de La Culebreta. Foto: Ricardo Pallás
El Saluda se realiza dentro del baile de las cintas. Foto: Ricardo Pallás
La Mojiganga es un espectáculo singular satírico-burlesco que, en clave de humor, realiza un pormenorizado repaso a la vida de la localidad durante el último año. Un elemento ancestral desprendido de esta obrilla es el Furtaperas, un muñeco condenado a dar vueltas sobre un eje de la fachada del Ayuntamiento al haber sustraído siete peras de un huerto.
La Mojiganga de 2009. Foto: Aitor Tellechea
El Furtaperas observa desde las alturas como se desarrolla la fiesta en la plaza. Foto: Aitor Tellechea
Graus quiere que sus fiestas sean Patrimonio de la Humanidad. Este es el sentir popular de los habitantes del pueblo y de todo aquel que conoce o ha participado en estas fiestas.
La necesidad de no perder ni un ápice del sentimiento de estas fiestas es la imperiosa catalogación y preservación que sería posible con la inclusión como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
El programa puede descargarse en el siguiente enlace:
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