domingo, 9 de septiembre de 2012

La Mojiganga


Podría resumirse diciendo que la Mojiganga es un singular espectáculo satírico-burlesco que repasa, pormenorizadamente, la vida de la localidad durante el último año.

Una parte de los elementos de la Mojiganga procede del mundo pagano: la animalización o uso de máscaras, las danzas y el juicio de los dioses, que después será de los reyes. Según la antropóloga Josefina Roma, esta representación es “una de las traslaciones más claras a un momento complementario a Carnaval y que justifica plenamente la hipótesis de la simetría del año”.


El siglo XVIII supone el momento de mayor esplendor de la Mojiganga como carnaval. A partir del XIX la mentalidad carnavalesca decae, hasta que en el XX desaparece la conciencia de que es todo el pueblo el que debe participar en la exaltación colectiva y se convierte sobre todo en un espectáculo para ser visto.

Las interrupciones sufridas por la Mojiganga han sido varias: de 1809 a 1813 debido a la invasión francesa, y desde 1834 a 1838 por las malas cosechas y hambrunas. El gobierno de Primo de Rivera también la prohibió, no recuperándose hasta 1979, año desde el que se celebra puntualmente cada 13 de septiembre.

La Mojiganga se precede de un pasacalles por la localidad, cuya comitiva es presidida por los Reyes de la Mojiganga. Les acompañan máquinas y figuras que destacaban por su movilidad y por el alboroto que provocaban a su paso. Esos aparatos son la tarasca y el estafermo. Éste último es un muñeco que gira sobre un eje pivotante y que abre los brazos repartiendo golpes para hacerse paso entre la gente.

En el juicio bufo de la Mojiganga, los Reyes consideran las demandas que les presentan los vecinos, a las que responden con soluciones absurdas. Hay que recordar que este evento constituye un breve período de liberación, de abolición de los estamentos y jerarquías. El espectáculo se centra en un ambiente de caricatura y crítica de la actualidad, sobre todo de los temas municipales del momento. Además de una crítica de costumbres en general y sin personalizar es, a veces, una protesta satírica contra las actuaciones del Ayuntamiento y de otras instituciones locales. En realidad, los “actores” no son responsables de las demandas, ya que cualquier persona puede enviar un texto que, de ser seleccionado, se representará dejando a su autor en el anonimato.


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