El lunes 11 de febrero se celebrá el Año Nuevo Tibetano, y el Templo budista de Panillo es un buen lugar para ver estos ritos.
El período del Año Nuevo Tibetano se considera un momento importante en la vida de los Budistas.
Tras los primeros días de la luna creciente del mes de Febrero y hasta la luna nueva siguiente, converge todo un conjunto de celebraciones y prácticas que tienen como objetivo finalizar el año en curso y dar inicio al siguiente, creando las mejores condiciones para que esta transición resulte lo más auspiciosa posible para nosotros, nuestros allegados, la comunidad Budista, y para todos los seres en general.
Durante este primer mes del año lunar Cho Trül Daua, los beneficios de las prácticas y actos virtuosos que realicemos se multiplican por 100.000.
En el ámbito religioso, las prácticas del Protector celebradas como preludio de las festividades permiten purificar los actos negativos que hayamos cometido durante el año que termina.
En el día de la luna nueva, que señala el final del año, se lleva a cabo la gran plegaria Shangpa Kagyü que concentra toda la transmisión del linaje para poder obtener un pronto renacimiento en Deuachen.
El día de año nuevo tibetano se practica el ritual de Guru Rinpoche, o el de Milarepa, la ofrenda de Tsok KönChok ChiDü, y la ceremonia de ofrenda de humo blanco que todo lo purifica (Ri Uo Sang Chö). Estas ofrendas tienen como objeto, que durante el nuevo año reine la paz, terminen las guerras, las enfermedades, y que sea completamente positivo y auspicioso para todos los seres.
Tras los primeros días de la luna creciente del mes de Febrero y hasta la luna nueva siguiente, converge todo un conjunto de celebraciones y prácticas que tienen como objetivo finalizar el año en curso y dar inicio al siguiente, creando las mejores condiciones para que esta transición resulte lo más auspiciosa posible para nosotros, nuestros allegados, la comunidad Budista, y para todos los seres en general.
Durante este primer mes del año lunar Cho Trül Daua, los beneficios de las prácticas y actos virtuosos que realicemos se multiplican por 100.000.
En el ámbito religioso, las prácticas del Protector celebradas como preludio de las festividades permiten purificar los actos negativos que hayamos cometido durante el año que termina.
En el día de la luna nueva, que señala el final del año, se lleva a cabo la gran plegaria Shangpa Kagyü que concentra toda la transmisión del linaje para poder obtener un pronto renacimiento en Deuachen.
El día de año nuevo tibetano se practica el ritual de Guru Rinpoche, o el de Milarepa, la ofrenda de Tsok KönChok ChiDü, y la ceremonia de ofrenda de humo blanco que todo lo purifica (Ri Uo Sang Chö). Estas ofrendas tienen como objeto, que durante el nuevo año reine la paz, terminen las guerras, las enfermedades, y que sea completamente positivo y auspicioso para todos los seres.
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